El reto político de la energía solar

Para países todavía en desarrollo, la energía es incluso más vital ya que tienen que compensar y mantenerse al nivel de las maduras infraestructuras energéticas de los países industrializados en una economía cada vez más globalizada. Lo que es más, se acepta ampliamente en el mundo en desarrollo que estos países no deberían copiar los patrones energéticos históricos del mundo desarrollado, sino que deberían considerar la construcción de una infraestructura energética sostenible que evite perjuicios a largo plazo.

Aunque la historia muestra que el sector privado es más eficaz en la gestión de la construcción de este tipo de infraestructura, los gobiernos tienen la responsabilidad pública de asegurar reglas de mercado correctas, terrenos de juego equilibrados para los actores del mercado y, aún más, la sostenibilidad de las condiciones de vida para las generaciones venideras.

Deben responder a la necesidad de un suministro energético seguro, crecimiento económico, desarrollo sostenible, empleo y desarrollo tecnológico y combatir los efectos crecientes del cambio climático. Está demostrado que las tecnologías de energías renovables tienen un impacto positivo en todos estos parámetros.

Las centrales termosolares han de competir en un segmento del mercado energético bien establecido y muy competitivo donde las viejas centrales nucleares y de combustibles fósiles producen combustible a un precio marginal ya que los intereses y la depreciación de la inversión ya han sido pagados por los consumidores y los contribuyentes. Por lo tanto se necesita una acción política para superar esas distorsiones y crear un terreno de juego equilibrado en el que los beneficios económicos y medioambientales de la electricidad termosolar pueda ser explotada en su totalidad.

Para que un promotor considere seriamente el implicarse se debe crear un mercado claro y visible para la energía termosolar. Como para cualquier otra inversión, cuanto menor es el riesgo para el inversor menores son los costes de suministrar el producto. Las medidas más importantes para establecer nuevos mercados de electricidad solar son, por lo tanto, aquéllas que engloban este mercado claramente en la legislación nacional, suministrando un entorno inversor estable y a largo plazo con relativamente bajos riesgos para el inversor y suficientes resultados.

Como ya se ha destacado un beneficio clave de un creciente mercado energético termosolar es la creación de empleo. Se estima que el empleo directo e indirecto mundial, sin incluir la producción de equipos y componentes, podría llegar a 100.000 empleos en 2020. Para atraer a los suministradores de centrales termosolares y que establezcan fábricas, los mercados necesitan ser fuertes, estables y fiables, con un compromiso claro a la expansión a largo plazo.